viernes, 29 de julio de 2016

Basta

Ojalá no sentir.
Ojalá no estremecerse con cada caricia,
ojalá no seguir buscando labios en busca de
algún tipo de sustancia vital.
Ojalá no ver el universo en cuerpos ajenos,
no dejarse rodear por el polvo estelar,
no meterse en más lluvias de meteoritos
disfrutando cada golpe letal,
no lamer cada agujero negro.
Ojalá dejar de contemplar un bosque en cada pupila,
dejar de ver la aurora boreal en cada iris,
dejar de columpiarse en cada rama,
dejar de escalar cada árbol tratando de
alcanzar el sol, tratando de
morir abrasada con una estúpida
sonrisa en la cara.
Ojalá no ir a contracorriente,
ojalá no poder mirar alrededor,
ojalá tropezar con todos los esquemas rotos
y caer por el precipicio,
y caer,
caer,
caer…
Ojalá precipitarme únicamente a mis propios abismos,
ojalá sentir solo mis vacíos
y no tratar de llenarlos,
ojalá abrazarlos hasta deshacerme en cenizas.
Ojalá no resistir las tempestades,
ojalá ser las tempestades,
ojalá ser lo suficientemente fría para quemarlo todo.
Ojalá destruir el cosmos con los dientes,
ojalá besar el caos
y desaparecer de todos los mapas.