sábado, 3 de diciembre de 2011

Saldré a dar un paseo.

Bonito cielo hoy, vaya.
Hay dos ardillas en un árbol. Se persiguen. Juegan al escondite.
No son conscientes de lo que ocurre a su alrededor.
Pequeños animalitos inocentes.
Quiero ser una ardilla.

Vaya, un gato.
Feliz animal. A él no le afecta la "crisis". Los ratones no se extinguen porque haya recortes.
Quiero ser un gato.

Y mira, allí hay dos pequeños pajaritos negros.
Ellos no se deprimen porque a sus seres queridos les pase algo. Si se muere su hijo, o su madre, se ha muerto. Si sus amigos se caen de un árbol y se hieren, se han herido. Y ya está.
A seguir con su vida.
Quiero ser un pájaro.

Y mira, una persona.
Quiero ser...

Bah, se me fastidió la cosa.
Salgamos de la adorada ficción...
... y volvamos a esta mierda de realidad en la que vivimos.

Al menos, se huele a ámbar.
Eso me fascina.